Contacté con EnMente Psicólogos gracias a una amiga que había tenido una experiencia muy buena con Laura. La verdad es que nunca me hubiese imaginado yendo a terapia; pensaba que eso era solo para gente con depresión o traumas y consideraba que a mí no me pasaba nada grave. Pero desde hacía unos meses me sentía sin ganas de nada, continuando con la rutina pero sin que nada me interesase realmente. Era un poco como una zombie, iba de acá para allá y no dejaba de funcionar, pero no tenía ilusión por las cosas, ni ganas de salir o estar con gente, de leer, de hacer deporte… Es una sensación muy extraña, porque piensas que no tienes ningún problema real, que tienes a tu familia, novio, amigas, estás estudiando una carrera… pero aun así hay algo que no funciona. Me costó dar el paso, pero al final decidí que no perdía nada por probar y empecé a ir a terapia. Ahora que lo veo con perspectiva, sin duda fue la mejor decisión que podía haber tomado, porque enfrentarme con la situación y conmigo misma me ayudó muchísimo a superar esa etapa de apatía en la que estaba atascada.

Buscar psicólogo en Madrid puede ser toda una aventura, porque hay tantos gabinetes que es muy difícil elegir y estar seguro de que es la mejor opción para uno. EnMente me gustó desde el principio por su cercanía y su experiencia. Sus precios no eran tan altos como otros psicólogos (ya había tenido experiencias en sitios muy caros que luego no me habían convencido) y me pillaba bien desde casa (Avenida de América y Cartagena están muy bien comunicadas), así que, después de mirar muchas páginas web, escribí a EnMente. Ya sabía cómo iba todo el proceso del primer contacto, la evaluación y demás, así que sabía cuál era el método de trabajo que quería, y Carmen me transmitió en todo momento mucha confianza y me gustó cómo trabajaba. Gracias a ella cada vez voy superando un poquito más mi TOC (trastorno obsesivo compulsivo).

Mi psicóloga de EnMente me ayudó (y me sigue ayudando) mucho con mis problemas de autoestima. Me apunté a uno de sus talleres y a partir de ahí vi que no podía seguir así y empecé a ir a terapia. Aunque me sigue faltando un poco de confianza en mí misma, noto que he avanzado mucho desde que estoy en tratamiento; hasta mis compañeros del trabajo se han dado cuenta. Estoy muy contenta, porque actividades cotidianas que me resultaban imposibles ahora las puedo hacer, y eso ha sido un avance muy grande para mí.

Mi mujer y yo acudimos a terapia porque desde hacía unos meses estábamos teniendo problemas de pareja que no sabíamos cómo solucionar. Estábamos en un punto que nos daba mucho miedo, porque nos seguíamos queriendo pero había llegado un momento en el que no parábamos de discutir por todo y no veíamos la manera de arreglarlo nosotros solos. Pensábamos que quizá teníamos rencores o problemas ocultos que no habíamos tratado en su momento. Aunque en un principio yo no estaba muy convencido, EnMente nos guió para comprender qué nos pasaba y nos dio herramientas para arreglarlo.

Cuando empecé la carrera de Medicina empecé a tener mucha ansiedad. Siempre me había puesto muy nerviosa con los exámenes, me costaba dormir antes de un examen, etc. pero nunca me había afectado tanto como cuando terminé el primer cuatrimestre de la carrera. Al llegar la época de exámenes sentí que perdía totalmente el control. Entré en un estado de pánico casi permanente que no pude aguantar. Lo pasé muy mal, y mis padres me convencieron para ir al psicólogo. Una amiga de mi madre conocía a EnMente por su hijo y estaba muy contenta, así que concerté cita y empecé con Laura, que me ayudó mucho con mis problemas de ansiedad. Creo que si no fuera por ella, no habría podido seguir adelante con la carrera.

Carmen hizo que recuperara la ilusión, que volviese a disfrutar de la vida después de muchos problemas familiares que me llevaron a una depresión que llevaba arrastrando varios meses. El tratamiento que hice con Carmen, con mucho esfuerzo y mucha conversación, me trajo de vuelta poco a poco a quien yo era antes de esa situación.

Desde que mi hijo tenía ocho años empecé a darme cuenta de que podía tener algún tipo de trastorno obsesivo compulsivo: siempre daba tres golpecitos con la cuchara antes de empezar a comer, caminaba por la calle sin pisar las rallas de entre las baldosas, los cojines del sofá tenían que estar alineados en todo momento… Al principio parecían cosas de niños y no le di mucha importancia, pero empecé a ver que estas obsesiones le limitaban en su día a día, le ponían nervioso, no jugaba tranquilo, tenía pataletas absurdas y no se calmaba hasta que todo estuviera como él quería. En ese punto decidimos llevarle al psicólogo. La experiencia de EnMente con niños nos convenció para probar con ellos y tenemos que darles las gracias porque hemos notado un cambio enorme en nuestro hijo desde que va a la psicóloga.

Gracias a EnMente Psicólogos por haberme hecho darme cuenta de que lo que me pasaba tenía tratamiento y solución. No he sido más feliz en mi vida. Recomiendo a todo el mundo ir al psicólogo y dejar atrás prejuicios para vivir mejor.